Aún cuando han surgido propuestas para hacer del campo de golf de Pok Ta Pok, un parque urbano e incluso un área natural protegida municipal, habitantes de dicho residencial localizado en la zona hotelera de Cancún, consideraron que, por el momento, se debe pugnar por mantener su uso de suelo original, con densidad cero, sin dar pauta a proyectos mixtos, hoteleros e inmobiliarios, como el que se ha pretendido desarrollar.
Patricia Reta, habitante de Pok Ta Pok desde hace 25 años, le respaldó, al señalar que existen grupos locales y extranjeros interesados en adquirir nuevamente el predio para su recuperación y operarlo como campo de golf.
“Actualmente el golf es un deporte súper popular en Cancún. Muchísima gente ha tenido en los últimos años, se ha acercado al deporte, se está haciendo muy popular en todos los sentidos (…), y creo que sí podría funcionar un campo de golf para locales, hecho por gente profesional”, indicó.
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En entrevista con NewsDay Caribe y Periodismo Objetivo, Reta y Rafael Filip, especialista en Ingeniería de Transporte, quien también es residente del lugar, mencionaron que el mantenimiento de un parque público implicaría retos financieros y operativos mayores.
“¿Quién va a mantener un parque público? Hay que ser realistas, mantenerlo requiere mucho más allá. Si lo devuelves a su origen, pues sí hay capitales que pueden volver a desarrollarlo, porque está trazado para ser un campo de golf”, consideró Reta.
¿Campo de Golf o Parque Público? El dilema del mantenimiento
Ambos recalcaron que su postura actual es que el uso de suelo original del campo se respete.
“Yo prefiero, obviamente, un parque público, pero es muy difícil mantenerlo. Son muchísimas hectáreas como para que alguien se responsabilice. Lo veo mucho más complicado un parque público, a que vuelva a ser lo que originalmente fue”, sostuvo Reta.
Recordaron que, hasta el momento, la ciudadanía ha logrado frenar el proyecto inmobiliario propuesto en esa área, desde 2009.
Sin embargo, coincidieron en que no hay garantías de que los promoventes desistan, en tanto no se pongan candados en el Programa de Desarrollo Urbano de Cancún, que entrará en revisión y actualización el próximo año, conforme a declaraciones de la presidenta municipal, Ana Patricia Peralta.
“Tenemos metidos varios amparos, los cuales han frenado la construcción que era de inmediato. Ahorita con el PDU de 2022 que está frenado, eso nos ha ayudado”, indicó Fillip.
Subrayó que el grupo desarrollador –Hazama– retiró por segunda ocasión la solicitud de evaluación de su proyecto presentado ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
“Sabemos que no lo han dejado atrás y que van a seguir insistiendo, pero en este momento creo que hay un by pass”, dijo.
Ambos coincidieron en que no se oponen al desarrollo, pero señalaron que debe ser sustentable y considerar las condiciones actuales del destino.
“El campo de golf no puede cambiar su uso de suelo, su densidad tiene que ser cero, independientemente si se vende 5, 20 o 30 veces.
“Creo que es el punto que tenemos que tratar. Primero que se regrese a lo que era, porque si nos metemos a pedir que se vuelva un pulmón para la zona hotelera, ya nos metemos en otro tipo de trabajo que no lo tenemos que tratar”, afirmó Rafael Filip.
Han intentado cambiar el uso de suelo desde hace más de 10 años
En ese sentido, remarcaron que los intentos por modificar el uso de suelo del campo de golf datan de hace más de una década y que la oposición no responde a intereses particulares, sino a la preocupación por los efectos que tendría un crecimiento urbano no planificado en toda la ciudad.
El caso de Pok Ta Pok, en su opinión, refleja de manera concreta tres problemáticas estructurales que enfrenta Cancún:
- el impacto ambiental
- la movilidad urbana
- la saturación de servicios.
En ese sentido, manifestaron su respaldo a la llamada “Ley Pok Ta Pok”, una de cuatro iniciativas de ley –4×4– presentadas por la asociación Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano (DMAS), en mayo pasado.
Lo que se busca con ese paquete de iniciativas es, dar cumplimiento a una sentencia judicial sobre el Programa de Desarrollo Urbano de Cancún (PDU 2022-2030) y para garantizar una planeación urbana sostenible, con participación ciudadana, límites claros basados en:
- Atlas de Riesgo
- Planes de Movilidad
- Estudios de Capacidad de Carga
Advierten sobre riesgos urbanos y ambientales
Durante la charla, Rafael y Patricia expusieron una serie de problemáticas relacionadas con movilidad, saturación de servicios, deterioro ambiental y deficiencias en el tratamiento de aguas residuales en la zona hotelera, que se verían agudizadas de autorizarse el cambio de uso de suelo para desarrollar las 52 hectáreas del campo de golf de Pok Ta Pok.
Fillip y Reta advirtieron que las consecuencias no se limitarían al ámbito vecinal, sino que podrían impactar a toda la zona turística y describieron que, desde hace varios años el campo de golf se encuentra en condiciones de abandono, que no existen vialidades, servicios ni infraestructura que soporten nuevas construcciones.
“No va a afectar solamente a los vecinos y a los colonos. Va a afectar a toda la zona hotelera. Ese campo de golf es una desgracia. Construir, no va a mejorar nada”, remarcó Reta.
Señalaron que cualquier incremento en la densidad habitacional agravaría los problemas existentes, particularmente los relacionados con movilidad y drenaje.
“En este momento, el bulevar (Kukulkán) ya se rebasó”, aseguró Filip, al detallar que en los últimos años los tiempos de traslado se han multiplicado.
Un trayecto que antes tomaba 20 minutos puede tardar actualmente hasta una hora con 45 minutos en horas pico, por ejemplo.
El problema no ha sido gradual, sino que se ha intensificado de forma crítica en los últimos dos o tres años.
De esta manera, agregar más vehículos a vialidades ya saturadas —subrayaron— incrementaría de forma desproporcionada el tráfico y la vialidad “podría colapsar si se concretan nuevos desarrollos”.
Reta mencionó que si bien el Puente Vehicular Nichupté –una obra en actual construcción a inaugurarse en diciembre de este año– quedaría rebasada, pues está pensada para “solucionar” la problemática actual de movilidad, sin contemplar la densificación y desarrollo en el campo de golf, en los términos que se han manejado –más de mil viviendas– que aumentarían la carga vehicular.
“Entran al quite” vecinos para recuperar residencial
Pok Ta Pok –aclararon– no es únicamente una calle, sino un conjunto de vialidades que rodean el campo de golf. El conjunto habitacional carece de capacidad urbana y ambiental para soportar mayor carga o presión para la dotación de servicios.
Enfrenta también algunas problemáticas particulares, que las y los residentes han buscado solucionar.
Para mejorar la seguridad del residencial, se rehabilitó una caseta de vigilancia que se encontraba abandonada y vandalizada. La intervención se realizó sin construir una nueva estructura y fue posible mediante aportaciones económicas voluntarias para su adecuación y operación.
La caseta está en funcionamiento, equipada con plumas automáticas y es mantenida con cuotas mensuales.
La y el entrevistado afirmaron que estas acciones han mejorado la vigilancia, la limpieza y la interacción con las autoridades, y que aproximadamente el 70 por ciento de su calle ha sido recuperada.
Estas mejoras han generado un aumento en la plusvalía de las propiedades y personas externas han comenzado a interesarse en lo que ahí ocurre.
Con base en esa experiencia, convocaron a otras y otros residentes de Pok Ta Pok que aún no se han sumado al esfuerzo vecinal a integrarse, y plantearon que el modelo podría replicarse en otras calles del fraccionamiento.
Tema pendiente: las aguas residuales
El tratamiento de aguas residuales sigue siendo un tema pendiente. A pesar de la transferencia de las plantas de tratamiento por parte del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), a las autoridades locales, persisten deficiencias.
Reta y Filip narraron que, hasta hace poco, las alcantarillas se rebosaban de tres a cuatro veces por semana, con escurrimientos que llegaban hasta la laguna.
Nuevamente la intervención de los propios residentes ha incidido para reducir la frecuencia de esos rebosamientos en un 80 por ciento. Actualmente la situación se presenta una vez al mes. No obstante, también lo atribuyeron a la escasez de lluvias.
Sin embargo, los malos olores persisten, especialmente en temporada de calor, lo que consideran un indicador de que las plantas no operan con eficiencia.
Agregaron que las instalaciones fueron diseñadas para una carga menor a la actual, pero ya están rebasadas. A eso se suman que la salida de Fonatur de Cancún, se ha traducido en menores recursos disponibles para darle mantenimiento al lugar, pero también a toda la zona turística.
Por tanto, en su opinión, continuar con nuevos desarrollos, sin atender primero las deficiencias existentes representa una estrategia inviable.