El flujo turístico en Playa del Carmen durante la Semana Santa no cumplió las expectativas del sector hotelero, especialmente de los pequeños hoteles. De acuerdo con Offner Arjona, presidente de la Asociación de los Pequeños Hoteles, durante el fin de semana más fuerte apenas alcanzaron un 85% de ocupación, y el resto del periodo vacacional se mantuvo entre un 65 y 68%.
“Ni siquiera llegamos al 70%. Cuando baja la ocupación, las tarifas también caen”, explicó Arjona, quien aseguró que esta baja se debe al deterioro en la percepción del destino, tanto para turistas internacionales como nacionales.
Señaló que, actualmente, los visitantes prefieren hospedarse en hoteles de tipo “Todo Incluido” en lugar de explorar la ciudad, caminar por la Quinta Avenida o acudir a clubes de playa y restaurantes locales. Las razones: falta de orden, inseguridad, exceso de ruido y una experiencia urbana incómoda.
“Está muy deteriorada la imagen de Playa del Carmen. Hay que reestructurar el destino para que el cliente se sienta seguro, bien atendido y en un lugar donde pueda descansar. Hoy en día no pueden ni dormir por el ruido o caminar tranquilos por la Quinta sin ser abordados por vendedores o artistas ambulantes”, afirmó.
Offner Arjona agregó que destinos en Yucatán están siendo más atractivos para el turismo regional, por lo que es urgente diferenciar y reposicionar a Playa del Carmen como un destino multicultural, pero ordenado y competitivo.
En ese sentido, indicó que mantienen diálogo con la Secretaría de Turismo y la Secretaría de Desarrollo Económico y Atracción de Inversiones municipal, y tienen pendiente una reunión con Tesorería y Medio Ambiente.
“Invertimos grandes sumas en promoción turística, pero todo debe ir acompañado de una mejor experiencia del visitante. La mejor promoción es de boca en boca, pero también puede ser la peor si el turista no queda satisfecho”, advirtió.
Rentas vacacionales, competencia desleal
El líder empresarial también se pronunció sobre la competencia desleal que representan las rentas vacacionales, que no están sujetas a los mismos lineamientos que los hoteles.
“Está bien que existan, pero deben estar reguladas. Nosotros pagamos impuestos estatales y municipales, permisos y licencias. Ellos no. Eso les permite ofrecer tarifas más atractivas y obtener más utilidades, mientras que para nosotros es mucho más complicado”, declaró.
Por ello, propuso una revisión del marco fiscal para los hoteles familiares, con el objetivo de mejorar su competitividad frente a plataformas de alojamiento vacacional.