Frente Frío No 23 en Quintana Roo

Frente Frío No. 23 en la mira, ¿cómo afecta a Quintana Roo?

El Frente Frío No. 23, afectará a los quintanarroenses este invierno de 2025, debido a las condiciones del fenómeno La Niña, provocando climás más secos y calientes. Sin embargo, la UNAM advierte que a partir de este año los inviernos van a ser más calurosos.

¿Cómo estará el clima hoy?

El Pronóstico Meteorológico General, emitido por el Servicio Meteorológico Nacional, fuente oficial del Gobierno de México, informa que el Frente Frío No. 23, estacionario desde el oriente del Golfo de México hasta el norte de la Península de Yucatán, continuará interactuando con un canal de baja presión en el occidente del golfo. Este fenómeno ocasionará chubascos y lluvias puntuales fuertes en la región, con afectaciones destacadas en Quintana Roo.

Afectaciones en Quintana Roo

El estado al encontrarse al nivel del mar, enfrenta una vulnerabilidad significativa ante las lluvias intensas. Esto incrementa los riesgos de encharcamientos, inundaciones en zonas urbanas y rurales, y posibles daños en la infraestructura. Según el Servicio Meteorológico Nacional, se esperan precipitaciones de 25 a 50 mm, acompañadas de descargas eléctricas.

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Adicionalmente, se pronostican temperaturas máximas de 30 a 35 °C durante la tarde, condiciones habituales para esta temporada en la Península de Yucatán.

Recomendaciones para la población

Las autoridades recomiendan a los habitantes de Quintana Roo:

  • Seguir las indicaciones de Protección Civil para prevenir riesgos y garantizar su seguridad.
  • Evitar transitar por calles o carreteras inundadas.
  • Mantenerse atentos a los avisos meteorológicos a través de fuentes oficiales, como el Servicio Meteorológico Nacional.

Cada año los inviernos serán más calurosos

La UNAM, a través de un boletín, presentó que desde 2020, los inviernos han mostrado un comportamiento inusual al ser más cálidos y secos de lo habitual, señalado por Christian Domínguez Sarmiento, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM. Según la experta del Departamento de Ciencias Atmosféricas, esta tendencia evidencia un cambio en el patrón climático estacional.

En una entrevista, Domínguez Sarmiento recordó que el invierno, que se extiende del 21 de diciembre al 21 de marzo, ha mostrado un aumento sostenido en las temperaturas. Este análisis, basado en datos recopilados entre 1991 y 2020, confirma que las condiciones actuales están lejos de los promedios históricos. Además, un pronóstico elaborado por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos advierte que en 2025 se espera un invierno aún más seco y cálido.

“La información nos dice que las temperaturas serán más altas y que no lloverá tanto como en otros diciembres. Sentimos frío, pero no el que hemos experimentado en inviernos anteriores”, explicó Domínguez Sarmiento.

Condiciones del fenómeno La Niña

Esta variabilidad está influenciada por fenómenos climáticos como El Niño (que provoca temperaturas más calientes), La Niña (con enfriamientos significativos en el Pacífico Tropical) y el estado Neutro (sin anomalías). Según la investigadora, estos fenómenos han presentado episodios de gran intensidad en los últimos años, afectando las temperaturas globales.

La investigadora, integrante del Grupo de Hidroclimatología Tropical, añadió que los inviernos de 2020, 2021 y 2022 estuvieron marcados por las condiciones del fenómeno La Niña, lo que contribuyó a que fueran más cálidos y secos. Esta tendencia, que podría continuar, genera preocupación por sus posibles impactos en los ecosistemas y las actividades humanas.

Domínguez Sarmiento añadió que el frío predominante en enero dará paso a periodos más cálidos a partir de febrero y marzo, confirmando que los inviernos más cálidos desde 2020 son una tendencia reciente. No obstante, aclaró que esta situación no será permanente, ya que responde a la variabilidad natural del clima, donde los inviernos pueden alternar entre extremadamente fríos y cálidos.

Aunque aún no se conocen las implicaciones de este patrón para el verano, la investigadora advirtió que, generalmente, entre marzo y abril se experimentan olas de calor y fenómenos relacionados, como el desabasto de agua, un problema que podría agravarse si persiste la tendencia climática actual.


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