A pesar de que en Quintana Roo existen fuentes de empleo principalmente en el sector turístico, la informalidad tuvo un ligero repunte, alcanzando el 44.2%, en el último trimestre de 2024.
De septiembre a diciembre de 2024, un total de 975 mil 349 personas se mantuvieron ocupadas con un empleo en la entidad, mientras que 26 mil 738 se mantuvieron desocupadas al no reportar ningún tipo de trabajo o actividad, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía Inegi.
Aunque bajó mil 773 personas en personas ocupadas en comparación con el tercer trimestre de 2024, de julio a septiembre, la ENOE señaló un ligero incremento en la informalidad laboral entre ambos períodos.
Pues la informalidad pasó de 43.8 a 44.2% en el último trimestre de 2024, lo que significa que más personas se encuentran trabajando o generando recursos económicos sin contar con algún tipo de seguridad social, lo que los pone en desventaja ante accidentes o enfermedades durante sus jornadas de trabajo.
Informalidad, salvadidas para obtener ingresos
La informalidad laboral es una de las maneras más sencillas que encuentran los trabajadores en Quintana Roo para generar ingresos diarios, comúnmente lo hacen a través de las ventas de todo tipo de productos desde la comida, bebidas y prestaciones de servicios profesionales en el caso de los freelancers, explicó el director de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Luis Araujo Andrade.
Desde la perspectiva del académico las desventajas que afectan al gobierno estatal, es que a través de la informalidad no se logran recaudar los impuestos, pues los pagos que adquieren los trabajadores informales son pagados en efectivo para generar el mayor beneficio para subsistir.
El economista agregó que para revertir estas condiciones tanto en Quintana Roo como en la Península de Yucatán, es necesario que los gobierno estatales se organicen para dar apoyos directos a los emprendedores y también a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), para otorgarles incentivos fiscales que cambie la perspectiva de los patrones, y vean la formalidad como un beneficio y no un gasto de operación.
