El Caribe Mexicano es un paraíso para muchos artesanos, pero aquellos que han decidido viajar a Quintana Roo para compartir su arte enfrentan uno de los principales retos: el pago excesivo de impuestos por parte del Ayuntamiento. Estos artesanos están en la mira gubernamental al ofrecer algunos de los productos más buscados por los turistas extranjeros, informó el artesano Louix Saldaña.
Competencia desleal: productos chinos
Cercano al Día Internacional del Artesano, el creador mexicano explicó que otro problema en la Riviera Maya es la invasión de productos chinos que imitan las piezas artesanales más típicas de México.
Louix Saldaña manifestó que, como artesano, mantener un establecimiento para vender sus piezas es muy trabajoso y complicado. Los inspectores del gobierno municipal ponen muchas trabas para que los artesanos puedan emprender, y los constantes cobros de impuestos terminan por desgastar a quienes buscan mantener un comercio.
Falta de producción artesanal local
Considera que en Playa del Carmen existe poca producción artesanal y que el problema radica en que se catalogan como artesanías trabajos fabricados en serie. En realidad, se trata de “artesanía” hecha en China, muy barata y abundante en las tiendas de la Quinta Avenida.
Basado en su experiencia, Louix Saldaña destacó que los artesanos más preparados y comprometidos han encontrado nichos de mercado para exponer sus piezas en hoteles, donde son utilizadas como decoración.
Mencionó que los artistas locales en Quintana Roo han utilizado materiales como macramé, plumas, piedras, madera, entre otros.
Trayectoria y contribuciones de Louix Saldaña
El artífice de 75 años se especializa en distintas técnicas de tejido de la República Mexicana. Al llegar a Quintana Roo, realizó intervenciones en hoteles de Tulum, Bacalar y Holbox, decorando centros de hospedaje como el Ahau y Casa Las Tortugas.
Louix Saldaña se ha encargado de crear decoraciones de paredes enormes con tejidos que se convierten en bellos murales, con presupuestos de hasta 500 mil pesos.
Al llegar a Quintana Roo, se dedicó a la enseñanza y dejó a varios aprendices que dominan sus técnicas de tejido. Sin embargo, lamentó que el número de jóvenes interesados en ser artesanos disminuya cada día, al menos en Quintana Roo.
“Mi labor comenzó en Tijuana en los años 70, cuando hubo una explosión de la moda por los artículos de macramé, usados como decoración, como maceteros. Vendíamos por docenas, con pedidos de cinco a diez mil dólares. Luego regresé a la Ciudad de México e ingresé a la Escuela de Tejidos, donde aprendí hasta el telar de cintura”, relató.
Louix Saldaña mencionó que, en su juventud, se formó y aprendió técnicas de tejido de comunidades cercanas a la Ciudad de México. Se enamoró de esta artesanía y dedicó su vida a viajar como hippie por toda la República Mexicana, aprendiendo no solo sobre textiles, sino también sobre el uso de fibras naturales para tejer canastos.
Pérdida de tradiciones artesanales
Recordó que estos viajes fueron su gran escuela, ya que conoció comunidades como los huicholes, que utilizan símbolos de sus deidades y plasman sus tradiciones en códigos impresos en telares, barro y canastas. Desafortunadamente, con el paso del tiempo, la globalización y la economía mundial, algunas comunidades han perdido estos códigos en sus artesanías, comenzando a elaborar piezas con personajes de caricaturas e incluso de Disney.